Resumen: Lo que debes recordar
- Harvard rechazó las demandas del gobierno de Donald Trump sobre políticas de diversidad, admisiones, injerencia gubernamental, iniciativas y programas académicos.
- La universidad argumenta que las peticiones de la administración violentan las libertades académicas y los derechos reconocidos en la Primera Enmienda.
- El gobierno de Donald Trump respondió a la oposición de Harvard con el congelamiento de fondos federales para la universidad.
¿Qué pasa con Harvard y Donald Trump?

Donald Trump tiene problemas con todos. Su victoria electoral el año pasado fue el primer paso hacia un gobierno de imposiciones. ¿No quieres ajustarte a la visión del presidente? Espera represalias. Parece que las simpatías están reservadas para Tesla y algunos otros “elegidos”.
En los últimos días, el conflicto entre Harvard y la administración de Trump alcanzó nuevos niveles de tensión. La prestigiosa universidad no está dispuesta a acatar instrucciones y ordenamientos sin chistar. Es lo mínimo que podrías esperar de una institución académica, obligada por naturaleza a la defensa de los derechos y las libertades.
Harvard reiteró que no cumplirá las demandas del gobierno estadounidense, las cuales exigen el fin de iniciativas de diversidad, equidad e inclusión. Mientras Trump asegura que las medidas pretenden acabar con los actos antisemitas, el resto del mundo (o al menos los que tienen “tres dedos de frente”) observa esfuerzos claros para promover una ideología más conservadora y ajustada a su propia visión.
Entre las demandas gubernamentales, también sobresale compartir datos de contratación con el gobierno y el desconocimiento de los grupos estudiantiles pro-Palestina. La administración de Trump parece haber organizado un desfile de irracionalidades, uno interminable y ofensivo. Otra petición es abrirse a la evaluación de las opiniones de los estudiantes internacionales.
La respuesta de Harvard es clara. No se acatarán estos nuevos lineamientos por ser transgresores de las libertades, tanto del alumnado como del profesorado y todo el personal. El conflicto entre la respetada universidad y Trump llegaría a nuevos niveles. El gobierno tomó represalias con el congelamiento de 2,200 millones de dólares de fondos públicos para la institución. Hay que esperar una batalla legal.
¿Cuál es la postura de Harvard?

No hay que moverse un ápice, pero el diálogo debe continuar. El presidente de Harvard, Alan Garber, publicó una carta de respuesta a las peticiones del gobierno estadounidense. En ella, enfatizó en la gravedad de esta situación y la importancia de no ceder ante una ofensiva que violenta la misma razón de ser de las instituciones educativas.
“Ningún gobierno, sin importar el partido que esté en el poder, debe dictar lo que se puede enseñar en las universidades privadas, a quienes ellos pueden admitir y contratar, ni sobre las áreas de estudio ni las investigaciones que se deben llevar a cabo (…) [Las exigencias de la administración de Trump violan] los derechos de la Primera Enmienda de Harvard y excede los límites estatuarios de la autoridad del gobierno bajo el Título VI (…) Amenaza nuestros valores como una institución privada dedicada a la persecución, producción y diseminación del conocimiento”.
Garber dijo que es imposible aceptar las demandas de Trump y su equipo de trabajo, ya que atentan contra las condiciones intelectuales y humanas de la universidad.
“Estas [peticiones] incluyen requisitos para ‘auditar’ las opiniones de nuestro alumnado, profesorado y personal, y para ‘reducir el poder’ de ciertos estudiantes, profesorado y administradores que han sido objeto de críticas debido a sus puntos de vista ideológicos (…) Hemos informado a la administración, a través de nuestro asesor legal, que no aceptaremos el acuerdo propuesto”, agregó.
Las palabras de Garber fueron enérgicas. No hubo duda en describir las peticiones del gobierno de Trump hacia Harvard como coercitivas. La universidad no descarta emprender medidas legales contra la administración federal en algunas áreas determinadas, pero todavía no hay rastro de una demanda formal. El congelamiento de los fondos públicos contra la universidad de la Ivy League es un fuerte golpe, suficiente para motivar una acción legal.
¿Por qué importa esta batalla entre Harvard y Trump?

El conflicto entre Harvard y la administración de Trump es importante porque tendrá impacto en áreas clave de la configuración de la sociedad. Las universidades son, posiblemente, los espacios donde la libertad y el pensamiento revolucionario están mejor representados. ¿Qué hay más liberador que la propia difusión del conocimiento? ¿Qué hay más revolucionario que el cuestionamiento a los dogmas y el desafío a los paradigmas de nuestro tiempo?
- Amenaza contra la libertad académica: La disputa con el gobierno exhibe la importancia de la autonomía universitaria. De forma definitiva, estoy a favor de que las universidades deben ser independientes a la hora de definir sus políticas de enseñanza y contratación, sin que los gobiernos interfieran en los procesos.
- Violaciones contra la Primera Enmienda: Las acciones de la administración de Trump afectarían los derechos de expresión y asociación dentro de instituciones educativas, las cuales son fundamentales dentro de una sociedad democrática.
- Defensa de la diversidad e inclusión: El bloqueo de las iniciativas que promueven y ratifican la diversidad dentro del ámbito académico fomenta la descomposición social. Cualquier programa que coadyuve hacia un entorno inclusivo y representativa debe mantenerse vigente.
- Fondos públicos como herramienta de presión: La acción de Trump de congelar los fondos federales a Harvard nos recuerda que el financiamiento gubernamental puede usarse como una herramienta de control sobre las instituciones educativas. La administración actual espera que esto sirva de enseñanza a las universidades que estén pensando en desafiar sus peticiones.
- Promoción de ideologías conservadoras: La resolución de este conflicto entre Harvard y Trump podría tener repercusiones significativas en el futuro de la educación superior en Estados Unidos. A su vez, demostraría que es posible doblegar a las instituciones donde el conocimiento y los valores deben caminar libres para promover agendas políticas que nada tienen que ver con auténticos propósitos educativos.
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”
Nelson Mandela
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