Ideas clave: Lo que debes recordar
- El expresidente filipino Rodrigo Duterte fue arrestado por enfrentar cargos de crímenes de lesa humanidad.
- La CPI lo acusa de encabezar miles de ejecuciones extrajudiciales durante su guerra contra las drogas.
- Duterte fue enviado a La Haya para responder por estos delitos, los cuales eran visibles durante su mandato.
Duterte, enviado a La Haya para enfrentar juicio

El mandato presidencial de Rodrigo Duterte fue un periodo oscuro para Filipinas. Posiblemente, estamos ante una de las guerras contra el narcotráfico más salvajes y sangrientas de toda la historia. En esos años, la comunidad internacional señalaba al hombre, quien, protegido por su investidura presidencial, repartía condenas y ordenaba ejecuciones sin procesos judiciales.
Hace dos días, Rodrigo Duterte fue detenido debido a una orden de arresto emitida en su contra por crímenes de lesa humanidad. La Corte Penal Internacional (CPI) acusa al exmandatario de perpetrar miles de ejecuciones extrajudiciales durante su gobierno. El político fue arrestado en el Aeropuerto Internacional de Manila, para después ser enviado a Países Bajos a fin de que responda a tales acusaciones.
Después de su detención, el expresidente fue llevado a la Base Aérea Villamor, desde donde grabó un video para cuestionar la legalidad de su arresto. Por su parte, su hija, la vicepresidenta Sara Duterte, denunció que su progenitor sería enviado en las horas siguientes a La Haya. La funcionaria mostró su inconformidad por el arresto de su padre, tras considerar que se trata de un acto de persecución.
“¿Cuál es la ley y cuál el crimen que cometí? Muéstrenme el fundamento legal por el cual estoy aquí (…) Me trajeron aquí no por mi voluntad, sino por la de otro (…) Tienen que responder por privación de libertad”, se le oye decir a Duterte en el video.
En 2019, Filipinas abandonó su representación en la CPI por órdenes del propio Rodrigo Duterte. Pese a ello, el organismo no abandonó el caso ni las investigaciones en su contra. Con 79 años, el exmandatario ahora se encuentra en Países Bajos para ser entregado a las autoridades respectivas en La Haya, donde tendrá que rendir cuentas por las acciones de sus escuadrones de la muerte.
Una guerra contra narcos que pintó Filipinas de rojo

El gobierno de Duterte siempre será recordado por la implementación de su dura política contra el narcotráfico. El funcionario desplegó una ofensiva violenta contra los delincuentes que se dedicaban al trasiego de sustancias ilícitas. Varios de ellos fueron privados de la vida sin un proceso judicial, lo que se considera como una violación grave a los derechos humanos.
Algunos podrán pensar que la mano dura de Duterte es lo que se necesita para acabar con el narcotráfico. Pero ¿cuál es el riesgo de desatar una guerra plagada de ejecuciones extrajudiciales? En primer lugar, no hay un proceso para asegurarse de que las personas condenadas a la pena de muerte sean realmente culpables. En esas listas, se fueron muchos inocentes y hasta detractores políticos del mandatario.
Los grupos de derechos humanos denunciaron la existencia de los “escuadrones de la muerte”. Estas células policíacas se emplearon para erradicar a los traficantes de drogas, muchos de los cuáles resultaron ser hombres jóvenes de barrios sumidos en la pobreza. La guerra contra el narco dejó a miles de adolescentes tirados en la calle por los disparos de los agentes del orden.
Los números son un golpe al estómago. Mientras que la Policía estima que asesinaron a más de 6,000 traficantes, los activistas aseguran que la cifra está por arriba de las 30,000 personas. Allí se encuentran tanto inocentes que fueron acusados injustamente como transeúntes que quedaron atrapados en el fuego cruzado o como resultado de balas perdidas.
Ante los ojos de Duterte, el sistema funcionaba de maravilla. Sin embargo, la justicia no ha llegado para los filipinos. A tres años de haber terminado su gobierno, solo 8 policías han sido sentenciados por cinco víctimas presuntamente inocentes durante la guerra contra el narcotráfico.
La guerra contra el narcotráfico en Filipinas

El libro Rodrigo Duterte: Fire and Fury in the Philippines (Edición en inglés), escrito por Jonathan Miller Sir, aborda el impacto y las consecuencias de la guerra desatada por el entonces presidente de Filipinas. Se trata de una biografía del sujeto al que muchos señalan de desatar una pesadilla en el país. Pese a todo, un gran sector de la población lo seguía tras distanciarse de la clase política tradicional y adoptar un discurso populista barato.
En la descripción de esta obra, podemos leer:
“Duterte es un mujeriego en serie y un asesino autoconfesado, que ha llamado tanto a Barack Obama como al Papa Francisco “hijos de putas”. Está registrado diciendo que no le “importa un carajo” los derechos humanos. Sin embargo, es querido por los 16.6 millones de filipinos que votaron por él, visto como vulgar pero honesto, un soplo de aire fresco, y un rebelde iconoclasta y antiimperialista”.
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